Cuando la práctica de yoga es constante y se sostiene en el tiempo, suelen llegar algunos momentos en los que nos preguntamos dónde esta el avance en la práctica del yoga; generalmente la respuesta suele provenir del aspecto físico, como el alivio de algún dolor corporal, el mayor grado de flexibilidad o la fortaleza de los músculos. Algunos quizá lo midan por la realización de algunas posturas denominadas intermedias o avanzadas.
Así que el término avanzado, resulta poco preciso para hablar de esta experiencia de vida llamada yoga.
Una metáfora común al hablar del yoga es el camino, y esto indica que es un proceso, y ese proceso pasa no sólo por el cuerpo, atraviesa nuestra mente, forma de pensar, la gestión que hacemos de nuestras emociones, la relación que vamos ajustando, mejorando, transformando con nosotr@s mism@s y con l@s otr@s.
Reajustando nuestras posturas físicas, mentales y emocionales nos volvemos más íntimos con nosotros mismos, nos conocemos mejor, nos cuidamos, y desde ese lugar de honrar nuestra propia vida podemos reconocer y honrar el bienestar, la felicidad y vida de l@s demás.
La transformación del cuerpo, la mente, la energía y de nuestras acciones va refinando nuestro modo de ser, nuestro carácter, en el sentido amplio del término, y nos permite disfrutar todas las herramientas que nos ofrece el yoga integradas en el día a día.
El camino del yoga nos permite honrar la vida, el amor, el cuerpo, la mente y a l@s otr@s.
Cómo nos sentimos con yoga, cómo asumimos el cambio, cómo lo contingente, el gozo y disfrute de la experiencia interior; es parte de la inteligencia de la vida y a la vez es una elección, una elección que requiere voluntad, valor y constancia, porque en determinados momentos olvidamos el estado esencial del ser humano, estado de claridad, dicha, amor, libertad y unidad.
No hay separación, con yoga estamos honrando la unidad con nosotr@s mis@s, con l@s otr@s, con la naturaleza y con la fuente suprema.
El camino del yoga nos permite el re-encuentro, el re-conocimiento, el movimiento consciente, la escucha profunda, la expansión de la dicha, la claridad y el amor.
Cuando nos sentimos mal, cuando nos sentimos bien, cuando no sabemos cómo nos sentimos practiquemos, veremos cómo paulatinamente volvemos a la inteligencia de la vida, al movimiento consciente y cómo con la respiración creamos espacio a nivel y físico mental.
El yoga nos permite volver a nosotros mismos, a nuestra verdadera esencia, a la dicha que nos habita y que podemos compartir con l@s demás.
Estaremos felices de caminar contigo, de compartir la práctica, de volver la mirada a la vida y disfrutar los frutos del corazón
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