Hola querid@s,
Una metáfora común para hablar del proceso del yoga es que es un viaje, el viaje del exterior al interior; a lo que todos somos, eterna y cristalina consciencia. El camino interior que cada uno de nosotros recorre a su ritmo y a su manera, como la vida, muchas veces nos recuerda que el propósito de este viaje es el viaje mismo y el amor compartido.
En el camino del yoga la sangha, el grupo, nos sostiene, nos fortalece, nos apoya, permite que la energía circule mucho más allá de las fronteras físicas. Muchas gracias por su dedicación y entrega a la práctica, por seguir nutriendo el proceso interno y externo.
A un año de la llegada de los tiempos de cuarentena al país, de muchas perspectivas sobre lo ocurrido, de cambios en distintos aspectos, hoy es importante no sucumbir a las alucinaciones (ni externas ni internas), y seguir amplificando la conciencia, la unidad, la alegría, la vitalidad y el amor.
Gracias por compartir con Carlos Ignacio y conmigo su estado de ser, su bondad, cariño, apoyo, generosidad y gratitud.
Gracias por compartir la práctica sin metas y sin barreras, en entrega total al momento presente, en donde se desarrolla la vida realmente.
Gracias por compartir el amor de su corazón y respirar el fluir de la vida y la transformación, dentro y fuera del tapete.
Gracias por seguir caminando desde el estado de amor y alegría todos los paisajes del camino; gracias y siempre gracias por su presencia, por nutrir nuestro amor a la vida.
El yoga nos ha dado muchas alegrías, muchas bendiciones, como el corazón precioso de los amigos y el amor encarnado.
Que el viaje siga, desde el infinito universo de posibilidades que somos como vida consciente y plena, que emerja el maestro que llevamos dentro.
Namasté.
Guadalupe.